top of page

EL CAMBIO: UNA LLAMADA A MIRAR CON AMOR A NUESTRAS SOMBRAS

Soltar es abrazar quién realmente eres
Soltar es abrazar quién realmente eres


Índice




El cambio realmente da vértigo, pero hay momentos en los que la vida nos empuja a soltar. A dejar atrás una historia, un vínculo, una identidad, una forma de ser. Y aunque una parte de nosotros desea avanzar, otra se resiste con fuerza. Como si el cambio fuera una amenaza y no una posibilidad.


¿Por qué cuesta tanto cambiar? ¿Por qué, incluso cuando sufrimos, preferimos quedarnos en lo conocido?


Cambiar —o soltar— no es simplemente una decisión racional. Es un proceso emocional, profundo, que nos confronta con nuestras creencias, nuestros miedos y la manera en que nos contamos la vida. Implica morir un poco para renacer de otra forma. Y eso, inevitablemente, genera incertidumbre, y éste a su vez, vértigo.


Pero si hay algo seguro, es que todo cambia. Nada es permanente. La vida es movimiento. Cuando aprendemos a transitar los ciclos con conciencia, sin aferrarnos, descubrimos que detrás del dolor del cambio hay una nueva libertad esperando ser vivida.


En este artículo exploraremos por qué nos cuesta tanto soltar, qué mecanismos internos se activan frente al cambio y cómo podemos acompañar ese proceso desde una mirada más amorosa y consciente.



¿Qué entendemos por cambio interior?



El cambio no siempre implica modificar lo externo. A veces, el verdadero giro ocurre dentro: en cómo interpretamos una experiencia, en la forma de reaccionar frente al dolor o en la disposición a mirar la vida con otros ojos.


Cambiar es un acto de conciencia. Es darnos cuenta de que algo ya no está en coherencia con lo que somos a día de hoy o con lo que deseamos ser. Es permitirnos evolucionar, aún cuando eso implique atravesar incertidumbre.


Desde la perspectiva de la Bioneuroemoción, todo síntoma o conflicto externo refleja un proceso interno que está buscando transformarse. El cambio, entonces, es una oportunidad para descubrir qué hay detrás de lo que nos incomoda para elegir desde un lugar más consciente.


“Tu visión se aclarará solamente cuando mires dentro de tu corazón. Aquel que mira afuera, sueña. Quien mira hacia adentro, despierta.” Carl G. Jung


El cambio como proceso, no como meta



Uno de los grandes malentendidos sobre el cambio interior es creer que se trata de "llegar" a un lugar diferente, más perfecto, más iluminado o más feliz. Pero el verdadero cambio no tiene un destino fijo. Es un camino que se recorre paso a paso, con conciencia y compasión.


Cambiar interiormente no es eliminar defectos ni transformarnos en alguien distinto, sino reconocer lo que ya somos en esencia. Es soltar lo que no somos, lo que fuimos adoptando para encajar, protegernos o sobrevivir.

Este proceso puede ser sutil o profundo, lineal o cíclico. A veces damos pasos adelante, otras veces sentimos que retrocedemos. Pero cada movimiento nos muestra algo. No hay error en el proceso, solo aprendizajes.


Cuando dejamos de exigirnos llegar a una "versión ideal" de nosotros mismos y empezamos a observarnos desde la curiosidad, el juicio se disuelve y aparece algo más poderoso: la transformación auténtica.



Mecanismos que pueden dificultar el cambio


El regalo del cambio, liberarte de cadenas que ya no te representan
El regalo del cambio: liberarte de cadenas que ya no te representan

Aunque el deseo de cambiar puede estar presente, muchas veces nos encontramos con una fuerza interna que parece llevarnos de vuelta al mismo lugar. No se trata de falta de voluntad, sino de estructuras inconscientes que actúan como mecanismos de defensa ante lo nuevo.


Entenderlos es clave, no para juzgarnos, sino para poder atravesarlos con más conciencia y compasión.


Exploremos algunas de las principales dinámicas internas que suelen frenar el proceso de transformación:



El apego a lo conocido



Nuestra mente está diseñada para priorizar lo predecible. Incluso cuando una situación nos genera sufrimiento, si es familiar, tendemos a sostenerla. ¿Por qué? Porque lo conocido nos da una falsa sensación de control.

El apego no es solo a personas o cosas, sino también a ideas, roles, rutinas, patrones de comportamiento. Nos aferramos a eso porque tememos no saber quién seremos si lo soltamos.




El miedo a perder nuestra identidad



Cambiar implica cuestionar la imagen que tenemos de nosotros mismos. Si durante años nos identificamos con ser "la fuerte", "el responsable", "la salvadora"… ¿quién seremos si dejamos ese rol?

Muchos miedos que emergen frente al cambio son miedos a perder una parte de nuestra identidad. Pero en realidad, no estamos perdiendo nada esencial, sino liberándonos de capas que ya no nos representan y convirtiéndonos en seres más completos.



Los guardianes del umbral



En todo proceso de cambio profundo, hay un momento clave: ese instante en que sentimos que no podemos avanzar más, que todo se pone cuesta arriba, que el miedo, la duda o el cansancio parecen más grandes que nuestra voluntad. A ese punto se lo conoce, simbólicamente, como el encuentro con los guardianes del umbral.


Los guardianes del umbral no son enemigos reales. Son representaciones internas de nuestras propias resistencias: antiguas heridas, creencias arraigadas, emociones no resueltas o incluso partes de nosotros que aún temen crecer. Aparecen justo antes de cruzar un umbral importante, como prueba iniciática del alma.

No es necesario “luchar” contra ellos. El camino consiste en reconocerlos, observar qué mensaje traen y avanzar con conciencia y amor. Porque cada guardián que enfrentamos es, en realidad, una parte de nosotros pidiendo ser vista, abrazada y trascendida.


Cuando logramos sostener esa incomodidad sin huir, cuando decidimos atravesar la sombra en lugar de evitarla, se produce una transformación profunda. El cambio ya no es solo una mejora externa, sino una alquimia interna: dejamos de huir de nosotros mismos y comenzamos a habitarnos plenamente.


“Lo que más temes enfrentar guarda la llave de tu verdadera libertad.”— Inspirado en el viaje del héroe


Soltar no es perder: es dar espacio



Soltar no significa renunciar al amor, a la historia o al aprendizaje. Significa dejar de aferrarse desde el miedo. Cuando soltamos con conciencia, no estamos perdiendo: estamos creando espacio para que algo más coherente pueda llegar.


Soltar es un acto de confianza. Es decirle a la vida: “Estoy disponible para algo más alineado con mi verdad”. Y esa apertura lo cambia todo.



Cambio y Bioneuroemoción: una mirada más profunda



En la Bioneuroemoción entendemos que todo cambio externo comienza con una transformación interna. El síntoma, el conflicto o la crisis no son enemigos, sino señales. Indicadores de que algo en nosotros pide ser visto y reinterpretado.


Cambiar no es negar lo vivido, sino integrar su sentido. Es hacernos responsables, no culpables. Y elegir desde un lugar de mayor conciencia, sabiendo que somos protagonistas de nuestra vida.

Este enfoque propone mirar los obstáculos al cambio como oportunidades de evolución. Porque cada resistencia, cada dolor, es una parte de nosotros pidiendo ser liberada.



¿Qué pasa cuando finalmente soltamos?



Cuando soltamos, algo en nosotros se transforma, se libera
Cuando soltamos, algo en nosotros se transforma

Cuando soltamos, algo se aligera. Ya no hay tanta lucha. Ya no estamos tratando de controlar lo incontrolable. Y en ese espacio, aparece algo nuevo: paz, claridad, creatividad.


Soltar no es solo dejar ir, es también permitir que llegue. Es abrirse a una nueva versión de uno mismo, más auténtica, más libre.

Muchas veces, el verdadero cambio no se nota en grandes decisiones, sino en pequeñas elecciones diarias hechas desde la coherencia: decir que no cuando antes callábamos, pedir ayuda, poner un límite, priorizarnos.



Una invitación a confiar en la transformación.



El cambio no es un destino, es un proceso. A veces duele, a veces desconcierta, pero siempre enseña. Y lo más importante: nos acerca a quienes realmente somos.

No se trata de forzarnos a cambiar, sino de acompañar ese proceso con conciencia. De escucharnos, de permitirnos sentir, de reconocer cuándo ya cumplimos un ciclo y es momento de soltar.


Cada vez que eliges ver con nuevos ojos, soltar una creencia limitante o dejar ir una emoción atrapada, estás dando un paso hacia tu versión más auténtica. Esa que no necesita controlar, complacer o resistirse, sino simplemente ser.


Como dice David R. Hawkins: “Cuando dejamos ir, ya no estamos atrapados en el pasado ni en el futuro. Estamos presentes, y en el presente hay libertad.”


Confía en el proceso. Confía en la sabiduría de tu cuerpo, de tu alma, de tu vida. Lo que hoy parece un final, tal vez sea solo el inicio de algo más grande que aún no puedes imaginar.


Y tú, ¿qué estás listo/a para soltar y tener la vida que has estado soñando por tanto tiempo?


 
 
 

Comments

Rated 0 out of 5 stars.
No ratings yet

Add a rating

Pide una sesión conmigo

¡Gracias por tu mensaje!

WhatsApp Image 2023-01-13 at 3.58_edited.jpg

© 2023

bottom of page